Iquitos: el paraíso del turismo para ancianos aventureros


Iquitos es, tal vez, el último lugar que te viene a la cabeza si tienes más de 70 años y deseas viajar. Piénsalo otra vez. 


Iquitos es el Edén. Ubicado en el nororiente peruano es el lugar ideal para el turismo de la mal llamada tercera edad. Concéntrate e imagina la selva: aire puro, comida sana, tranquilidad y una explosión de sensaciones, de intensos olores y ardientes sabores. Yo viajé con Maya y compartiré contigo algunos de nuestros secretos.

Revitalizando las canas
Iquitos al atardecer. Es la villa de los indios Bora. Maya baila con varios niños bora en la maloca  -casa comunal de forma octogonal- al compás del canto de las mujeres y el sonido de los palos de agua. Antes de irse a dormir, tal y como lo ha hecho en los últimos 10 años, Maya tomará un losartán para su presión y una metformina para su diabetes. Tiene 70 años, y se siente feliz y rejuvenecida en un ecolodge en plena Amazonía.



Solo lo esencial.
No importa cuánto tiempo planeas quedarte: DEJA LO NO ESENCIAL EN CASA. Me costó convencer a Maya de dejar la maleta de mano y llevar una mochila pero lo logré: Sus medicinas, su medidor de la presión, cámara fotográfica y su cargador, ropa ligera (bermudas, pantalones y blusas de algodón, sandalias, un par de zapatillas, un cortaviento, bloqueador y repelente). Parece y es un montón y faltó lo más importante: un poncho de lluvia, pero ya lo compraríamos allá.

Día 1: Dónde empezar.
Dejamos nuestras cosas en el hotel y luego Maya y yo fuimos a la plaza de armas. Es el mejor lugar para empezar ya que encuentras oficinas de turismo, hoteles y farmacias (siempre averigua donde hay farmacias y dónde está el centro de salud más cercano). Allí conocimos a Juan quien nos hizo un city tour en su mototaxi.

No buses de turismo. ¡El mototaxi rules!
Viajar en mototaxi es la mejor opción. Puede parecer incómodo para un anciano, pero es todo lo contrario. Son lo suficientemente bajos como para subir sin mucha ayuda. También son muy frescos y no corres el riesgo de que le choque el cambio de pasar de un hiperventilado bus a las ardientes calles de Iquitos.

Ciudad Esmeralda
Iquitos es la ciudad mágica de Oz en la Amazonía. Tiene edificios bellos y decadentes de la época del caucho como la casa de fierro, ubicada en Plaza de Armas; el barco museo, que data de comienzos del siglo XX y está acoderado en el malecón. También el Museo de las Culturas Indígenas Amazónicas, donde puedes aprender sobre su vestimenta, historia y tradiciones. Un anciano puede visitar la ciudad, el barco y el museo sin problemas. Eso sí, ninguno de estos lugares tiene acceso con rampas.

Día 2. Y la lluvia caerá.
Al día siguiente, Maya y yo fuimos al distrito de Belén y allí tomamos un peque peque o bote con techo. Un anciano necesita un poco de ayuda para andar por el tabladillo y subir al bote, pero no es complicado. Ya en el río Amazonas fue difícil no llorar de indignación al escuchar las atrocidades que los caucheros cometían con los indígenas. Unos kilómetros abajo el río Amazonas se une al Nanay, de aguas más oscuras, donde los cuerpos eran arrojados. Allí nos sorprendió el aguacero, relámpagos incluidos, pero Maya y yo estábamos preparadas. Nos pusimos nuestros ponchos de lluvia y disfrutamos el sonido de las gotas caer sobre la pajilla del peque peque.





Bailando con los Boras
Unas horas después llegamos a la villa Bora. Allí te cuentan una historia y luego te invitan masato una especie de jugo fermentado hecho de yuca. Maya estaba feliz y lo mejor estaba por empezar: El momento del baile. Los niños Bora se acercaron a ella. Era la más anciana y la única persona con el cabello de color rojo intenso. Primero dio unos pasos tímidamente. Tenía miedo de caerse. Luego lo olvidó. Maya saltaba, bailaba y reía como una niña 8más. Como una niña de 70 primaveras.

La próxima semana más aventuras de Maya, la abuelita viajera.







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